Tholysdar tiene una ingente cantidad de leyendas, sería imposible poder enumerarlas una a una, no obstante éste resumen os ayudará a conocer mejor éste mundo.
En la ciudad sagrada de Hakrat, son custodiados los únicos pergaminos que existen de los Antiguos. Éstos son vigilados celosa y constantemente por los guardias de la Orden del Resplandor, una antigua congregación que afirma que ya existía cuando aún moraban en Tholysdar los señores de luz y de oscuridad, seres superiores, dioses para unos y demonios para otros. Pero ya hablaremos de ellos más adelante.
Según los textos, Tholysdar era un mundo salvaje, agreste y virgen que era dominado por una amplia variedad de bestias, algunas de éstas son conocidas actualmente cómo seres mitológicos, lo que indica que no se cree verdaderamente que hayan existido.
La mayor y más peligrosa bestia que ejercía su dominio en Tholysdar era un animal enorme y pesado con gran fuerza, capaz de derribar de un solo zarpazo un árbol milenario cómo si no fuese más que un simple tallo delgado y seco. Vivían en manadas y se desplazaban con los cambios estacionales en busca de lugares seguros y con abundante alimento, recorrían largos trayectos con sus lentas y pesadas patas, siempre vigilantes ante cualquier ataque procedente de alguna otra especie.
Tholysdar era un mundo salvaje sin duda, en el que los animales sobrevivían gracias a su instinto de supervivencia, un lugar de ensueño para cualquier preciado historiador, que de la noche a la mañana dejó de serlo..
Llegaron los seres de luz a Tholysdar surcando los cielos, livianos, sin forma aparente, se dice que eran un radiante destello con forma humanoide y gran poder . No se sabe si estaban de paso, pero presumiblemente, al descubrir tan bello lugar, decidieron instalarse con la intención de establecer su hogar.
Construyeron ciudades en varios puntos del mundo, y durante milenios convivieron en paz con los demás animales, hasta el fatídico día oscuro.
Un grupo de aquellos seres de luz, en su afán por conocer mejor el mundo que controlaban, se adentró en lo más profundo de unas cavernas que descubrieron . Parecían no tener fin y llevarles al mismísimo corazón del planeta, en su afán por obtener todo el conocimiento de Tholysdar se internaron más allá de lo que ninguno de esos seres de luz había conseguido antes. A medida que penetraban más y más en su interior, su destello se iba apagando paulatinamente, perdiendo fuerza y destreza, volviéndose cada vez más débiles. Los seres de luz se alimentaban de los rayos del sol, y sin su energía no podían sobrevivir más de unos días.
Después de un largo y extenuante viaje por esas cavernas, llegaron al final de su trayecto. Una gran gruta con gran variedad de piedras preciosas y minerales de todo tipo se presentó ante ellos, inmensa cómo nunca antes habían visto ninguna otra, pero con una peculiar diferencia.
En el centro había un artilugio extraño y desconocido, con un brillo violáceo y opaco que parecía dar vida a la oscuridad que ahí reinaba. Varios de los seres de luz no pudieron evitar la imperiosa necesidad de acercarse, embargados de una gran curiosidad por entender cómo aquel objeto había llegado allí sin tener ellos el más mínimo conocimiento.
El siguiente fragmento de los pergaminos está dañado y no se conoce lo acaecido inmediatamente después, pero algo maléfico les ocurrió. Los seres que volvieron de aquellas cavernas al mundo de Tholysdar ya no iluminaban su entorno con su haz dorado, eran sombras negras y aladas cubiertas de haces de fuego, envolviendo sus figuras.
Atacaron con rabia y sin control, aniquilando en su camino a sus antiguos hermanos de luz o a cualquier otro ser vivo. Para cuando se dieron cuenta, casi la mitad de los seres de luz habían sido diezmados y todo apuntaba a que Tholysdar sería reducido a cenizas. Luchando por la supervivencia de su cultura, los seres de luz que aún seguían vivos fusionaron su energía con una manada de aquellas bestias enormes que se cruzaron con ellos en su afán por huir de la horrible hecatombe.
De aquella simbiosis nació el dragón cómo se conoce mitológicamente en la actualidad, al otorgarle toda la energía y la inmensa sabiduría que poseían, los seres de luz desaparecieron dando paso a la evolución del primitivo animal. Se cuenta que los nuevos dragones vencieron hasta la última de las sombras y destruyeron el acceso que llevaba a aquel artefacto, derrumbando para siempre aquellos dédalos de intrincados corredores subterráneos.
A partir de ese momento los dragones vigilaron durante millares de años que no volviese a salir ningún ser oscuro de las profundidades, de ese modo Tholysdar prosperó, aparecieron nuevos seres y nuevas razas, que llegaron a dominar el mundo, dejando en el olvido todo lo que anteriormente allí aconteció.
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